El alcoholismo es
una enfermedad progresiva y mortal que consiste en tener una imperiosa
necesidad de ingerir bebidas alcohólicas por padecer una dependencia física y psicológica
de dicha sustancia. El adicto al alcohol
presenta síntomas de abstinencia cuando no lo consume, pierde el control sobre
su ingesta y sobre sí mismo e incrementa su tolerancia por lo que eleva las
cantidades que bebe.
El alcoholismo no
está determinado por la cantidad injerida en un periodo determinado, pues los
patrones que la persona tiene con esa enfermedad son individuales; sin embargo,
en términos generales, el plazo entre ingesta tiende a acortarse para sentir
los efectos iniciales, el cuerpo desarrolla un mecanismo adaptativo hasta que
llega a su límite, entonces se invierte el proceso y la tolerancia a las
bebidas embriagantes es cada vez menos y con efectos más adversos.
El alcohol es una
sustancia depresiva que disminuye el funcionamiento del sistema nervioso.
Esta sustancia
entra al organismo por el torrente sanguíneo, el estómago absorbe una porción pequeña
y el intestino delgado absorbe el resto.
En el hígado el
se convierte en agua, dióxido de carbono y energía. En el cerebro hace que el razonamiento sea
deficiente y se afectan las neuronas, entre más se beba, más neuronas
mueren. En resumen, el alcohol comienza
a afectar el cuerpo rápidamente.
La dependencia al
alcohol se divide en psicología y física, a su vez esta última puede ser:
·
Continua,
El enfermo consume con demasiada frecuencia o diariamente bebidas embriagantes.
·
Episódica,
también llamada dipsomanía. El adicto
alterna etapas de abstinencia relativamente prolongadas (una semana o más sin
beber) con graves recaídas.
De acuerdo con la
décima revisión a la Clasificación estadísticas
de enfermedades y problemas relacionados con la salud (CIE-10), en un
apartado dedicado a los trastornos ocasionado por el uso de drogas o sustancias
psicoactivas, la dipsomanía se agrupa dentro de la categoría de padecimiento,
que generan síndrome de dependencia.
Especialistas en
el temas, afirman que el alcohólico crónico, al estar intoxicado diariamente, actúa
de manera “pasiva”, es decir, desgasta su relación social paulatinamente y
expone su organismo a daño severo, generados por su manera de beber; mientras
que el dipsómano puede tener un comportamiento social normal cuando esta
sobrio, pero al estar alcoholizado pierde el control y se vuelve explosivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario