martes, 7 de julio de 2015

El alcoholismo

El alcoholismo es una enfermedad progresiva y mortal que consiste en tener una imperiosa necesidad de ingerir bebidas alcohólicas por padecer una dependencia física y psicológica de dicha sustancia.  El adicto al alcohol presenta síntomas de abstinencia cuando no lo consume, pierde el control sobre su ingesta y sobre sí mismo e incrementa su tolerancia por lo que eleva las cantidades que bebe.


El alcoholismo no está determinado por la cantidad injerida en un periodo determinado, pues los patrones que la persona tiene con esa enfermedad son individuales; sin embargo, en términos generales, el plazo entre ingesta tiende a acortarse para sentir los efectos iniciales, el cuerpo desarrolla un mecanismo adaptativo hasta que llega a su límite, entonces se invierte el proceso y la tolerancia a las bebidas embriagantes es cada vez menos y con efectos más adversos.


El alcohol es una sustancia depresiva que disminuye el funcionamiento del sistema nervioso.

Esta sustancia entra al organismo por el torrente sanguíneo, el estómago absorbe una porción pequeña y el intestino delgado absorbe el resto.

En el hígado el se convierte en agua, dióxido de carbono y energía.  En el cerebro hace que el razonamiento sea deficiente y se afectan las neuronas, entre más se beba, más neuronas mueren.  En resumen, el alcohol comienza a afectar el cuerpo rápidamente.

La dependencia al alcohol se divide en psicología y física, a su vez esta última puede ser:

·         Continua, El enfermo consume con demasiada frecuencia o diariamente bebidas embriagantes.
·         Episódica, también llamada dipsomanía.  El adicto alterna etapas de abstinencia relativamente prolongadas (una semana o más sin beber) con graves recaídas.


 De acuerdo con la décima revisión a la Clasificación estadísticas de enfermedades y problemas relacionados con la salud (CIE-10), en un apartado dedicado a los trastornos ocasionado por el uso de drogas o sustancias psicoactivas, la dipsomanía se agrupa dentro de la categoría de padecimiento, que generan síndrome de dependencia.


Especialistas en el temas, afirman que el alcohólico crónico, al estar intoxicado diariamente, actúa de manera “pasiva”, es decir, desgasta su relación social paulatinamente y expone su organismo a daño severo, generados por su manera de beber; mientras que el dipsómano puede tener un comportamiento social normal cuando esta sobrio, pero al estar alcoholizado pierde el control y se vuelve explosivo.

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