martes, 7 de julio de 2015

El bullying

El termino bullying deriva de la palabra inglesa Bull (Toro) y aunque no tiene una traducción directa al español, los expertos en el tema han decidido definirlo como “la intimidación y maltrato entre escolares, de forma repetida y mantenida, casi siempre lejos de los ojos de los adultos, con la intención de humillar y someter abusivamente indefenso por parte de uno o varios victimarios a través de agresiones físicas, verbales y o sociales, con resultados de victimización psicológica y rechazo grupal”.


Actualmente los conflictos entre niños o adolescentes son el “Pan de cada día”, y que la violencia en el mundo es algo que permea todos los niveles y ámbitos sociales.  Los niños y adolescentes están en constante contacto con la violencia, a través de la televisión, los video juegos, al oír hablar a las guerras eternas entre países, los conflictos religiosos o étnicos, o simplemente la viven dentro de casa, ya sea del padre hacia la madre o viceversa, o bien, de estos hacia sus hijos.


Por eso no resulta extraño que el fenómeno del bullying se haya vuelto algo común, pero no por eso aceptable.

Sin embargo, no cualquier tipo de violencia generado en el interior de la escuela, puede ser considerado bullying, para que este exista debe cumplirse ciertos requisitos, señalado por Olweus (primer investigador de este fenómeno):

·         Existir desequilibrio entre víctima y agresor.
·         Haber frecuencia y duración del maltrato.  Mínimo una vez por semana y durante seis meses.
·         Intencionalidad del agresor que busca tener beneficio material o personal.
·         Pretensión de causar daño.

Y hay quienes agregan:

·         Que se dé sin provocación de la víctima.
·         Que cause daño emocional.


Respecto a la frecuencia, resulta cuestionable si debe pasar o no seis meses de ser acosado para decir que se es víctima de bullying, pues basta con que este sufra repetidamente violencia de parte del mismo agresor para que su autoestima se vea dañada.




Conductas delictivas

La delincuencia es conocida como el conjunto de infracciones de fuerte incidencia social cometidas contra el orden público.  Por lo tanto, la delincuencia juvenil es aquella que cometen los menores de edad (18 años).  Según estadísticas, la edad en que los niños comienzan la vida delictiva es a partir de los 9 años, y alcanzan su punto máximo entre los 13 y 15 ya que es un periodo en que el adolecente tiende a establecer relaciones amistosas, más profundas y forma pandillas que sirven como lazo y como agente canalizador de su agresividad hacia los adultos, además de brindar una cierta seguridad en un territorio.


Son más frecuentes las conductas delictivas entre los adolescentes de género masculino; sin embargo, las féminas, no están exentas de tales actos, aunque varían el roll que ejecutan, pues generalmente se enfocan en hurtos menores y prostitución.


La personalidad del delincuente se basa en dos puntos:

·         Inmadurez: es lógico porque su temprana edad aun no les permite desenvolverse cabalmente de forma racional en la vida.
·         Vacío de sí mismo: No asume su propia historia personal, vive irresponsablemente en el presente, no aprende de sus errores y no tiene muchas expectativas de vida.
·         Comportamiento contradictorio: es egoísta, centra su atención solamente en su vida, aunque es adaptable.
·         Inseguridad: tiene desconfianza con respecto a las demás personas que no encajan su mismo tipo.


Causas


Las causas que conducen a niños y adolescentes a inmiscuirse en actividades ilícitas son de índole diversa, pueden ser orgánicas, fisiológicas, patológicas, orientación inadecuada o de influencia externa, familiar o social.  Cabe aclarar que las causas que a continuación se mencionan, de manera aislada, o no son factores determinantes para la violencia y actos delictivos, generalmente tienen que juntarse varios predisponentes.



El alcoholismo

El alcoholismo es una enfermedad progresiva y mortal que consiste en tener una imperiosa necesidad de ingerir bebidas alcohólicas por padecer una dependencia física y psicológica de dicha sustancia.  El adicto al alcohol presenta síntomas de abstinencia cuando no lo consume, pierde el control sobre su ingesta y sobre sí mismo e incrementa su tolerancia por lo que eleva las cantidades que bebe.


El alcoholismo no está determinado por la cantidad injerida en un periodo determinado, pues los patrones que la persona tiene con esa enfermedad son individuales; sin embargo, en términos generales, el plazo entre ingesta tiende a acortarse para sentir los efectos iniciales, el cuerpo desarrolla un mecanismo adaptativo hasta que llega a su límite, entonces se invierte el proceso y la tolerancia a las bebidas embriagantes es cada vez menos y con efectos más adversos.


El alcohol es una sustancia depresiva que disminuye el funcionamiento del sistema nervioso.

Esta sustancia entra al organismo por el torrente sanguíneo, el estómago absorbe una porción pequeña y el intestino delgado absorbe el resto.

En el hígado el se convierte en agua, dióxido de carbono y energía.  En el cerebro hace que el razonamiento sea deficiente y se afectan las neuronas, entre más se beba, más neuronas mueren.  En resumen, el alcohol comienza a afectar el cuerpo rápidamente.

La dependencia al alcohol se divide en psicología y física, a su vez esta última puede ser:

·         Continua, El enfermo consume con demasiada frecuencia o diariamente bebidas embriagantes.
·         Episódica, también llamada dipsomanía.  El adicto alterna etapas de abstinencia relativamente prolongadas (una semana o más sin beber) con graves recaídas.


 De acuerdo con la décima revisión a la Clasificación estadísticas de enfermedades y problemas relacionados con la salud (CIE-10), en un apartado dedicado a los trastornos ocasionado por el uso de drogas o sustancias psicoactivas, la dipsomanía se agrupa dentro de la categoría de padecimiento, que generan síndrome de dependencia.


Especialistas en el temas, afirman que el alcohólico crónico, al estar intoxicado diariamente, actúa de manera “pasiva”, es decir, desgasta su relación social paulatinamente y expone su organismo a daño severo, generados por su manera de beber; mientras que el dipsómano puede tener un comportamiento social normal cuando esta sobrio, pero al estar alcoholizado pierde el control y se vuelve explosivo.