La delincuencia
es conocida como el conjunto de infracciones de fuerte incidencia social
cometidas contra el orden público. Por
lo tanto, la delincuencia juvenil es aquella que cometen los menores de edad
(18 años). Según estadísticas, la edad
en que los niños comienzan la vida delictiva es a partir de los 9 años, y
alcanzan su punto máximo entre los 13 y 15 ya que es un periodo en que el
adolecente tiende a establecer relaciones amistosas, más profundas y forma
pandillas que sirven como lazo y como agente canalizador de su agresividad
hacia los adultos, además de brindar una cierta seguridad en un territorio.
Son más
frecuentes las conductas delictivas entre los adolescentes de género masculino;
sin embargo, las féminas, no están exentas de tales actos, aunque varían el
roll que ejecutan, pues generalmente se enfocan en hurtos menores y prostitución.
La personalidad
del delincuente se basa en dos puntos:
·
Inmadurez:
es lógico porque su temprana edad aun no les permite desenvolverse cabalmente
de forma racional en la vida.
·
Vacío
de sí mismo: No asume su propia historia personal, vive irresponsablemente en
el presente, no aprende de sus errores y no tiene muchas expectativas de vida.
·
Comportamiento
contradictorio: es egoísta, centra su atención solamente en su vida, aunque es
adaptable.
·
Inseguridad:
tiene desconfianza con respecto a las demás personas que no encajan su mismo
tipo.
Causas
Las causas que
conducen a niños y adolescentes a inmiscuirse en actividades ilícitas son de índole
diversa, pueden ser orgánicas, fisiológicas, patológicas, orientación inadecuada
o de influencia externa, familiar o social.
Cabe aclarar que las causas que a continuación se mencionan, de manera
aislada, o no son factores determinantes para la violencia y actos delictivos,
generalmente tienen que juntarse varios predisponentes.
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